Lorenzo Castillo, un estilo clásico con elementos muy modernos.

El diseñador Lorenzo Castillo (Madrid, 1968) apuesta por el arte de la mezcla, buscando lo esencial, la sencillez y la sobriedad. Estudió Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid. Se introdujo por el mundo de la decoración en los 90, abriendo una tienda de antigüedades. Desde entonces se ha centrado en diseñar piezas, crear espacios y reformar estructuras.

Su estilo tiene una raíz clásica y siempre pone al día los espacios, los refresca y los moderniza. Para él es muy importante que una casa sea moderna y cuente con los últimos adelantos, sin que deje de ser incompatible con la belleza del arte.

Su gusto por la decoración comenzó hace varias generaciones, cuando su abuelo paterno, que era médico, empezó a comprar pintura española del siglo XIX y muebles del siglo XVII.

Pero Lorenzo Castillo quiso ir más allá. Su pasión por las antigüedades lo llevó a abrir su primera tienda en la calle Moratín 20 de Madrid, donde ordenaba las piezas que encontraba en sus viajes. Después, su paso a la decoración fue más o menos rodado.

Con el paso de los años, tanto Lorenzo, como sus trabajos y su casa han ido evolucionando, persiguiendo ese eclecticismo que lo caracteriza, encontrándose a sí mismo en medio del aprendizaje y la experiencia.

Otro de los aspectos que destacan en su diseño es el cuidado por la iluminación, color y proporción. A la hora de afrontar un proyecto lo primero que hace es fijarse en el espacio, conseguir que este le sea familiar y así conseguir adaptarse a él. Con su trabajo consigue ambientes modernos y funcionales donde, además, intenta transmitir paz y sosiego. Su objetivo es hacer de la casa un lugar íntimo y confortable. La mezcla de todos estos ingredientes combinados con una gran dosis de auto exigencia conforman su seña de identidad.

Este gran diseñador es uno de los referentes equilibristas entre el mundo clásico y lo antiguo, uno de los referentes interioristas en casi todo el mundo. Un hombre que nos descubre el diseño más castizo visto desde una óptica moderna y funcional. Sencilla por su elegancia.